(C+P)/M*

por Javier Bolaños

Esta mañana, mientras tomábamos un café, reíamos a partir de un comentario de Enrique Acuña: «Hay varias letras ‘M’ en el Programa el Psicoanálisis en la cultura: Masotta, Macedonio, Mazza, MxM» (Medida por Medida: centro cultural donde se dicta el curso del programa en el que se presentó la revista). Pero al tomar la revista «Conceptual Nº 8» me encuentro con un Sumario donde hay varias ‘C’: Conexiones, Conceptos, Clínica, Crítica; leo la Editorial escrita por Enrique y me sorprendo con varias ‘P’: Paradojas, Paradigmas, Parodias.

Hoy, y jugando un poco con estas coincidencias, presentaré el texto Hecho para gozar -El cuerpo escrito en Anais Nin-«  de Enrique Acuña.

El autor cita al iniciar «¿Qué es un cuerpo, más allá de su biología, de su representación, o del buen uso de los placeres? Un cuerpo es algo hecho para gozar, dirá Jacques Lacan…», dividiendo posteriormente al texto en tres secciones:

a) Organismo-Órgano-Cuerpo: el goce no medible.

En esta primera sección podemos ya pensar las dos primeras letras: Conceptos y Paradigmas en tanto idea que concibe o forma el entendimiento del caso.

Hay al menos 2 cuerpos, dice E. Acuña: uno puro organismo biológico y otro como resultado, o resto, de la incorporación del lenguaje que «resignifica al otro por retroacción» y permite «tener un cuerpo como relato capaz de ser significado» en análisis.

Recurre a Lacan (en «Psicoanálisis y medicina») para hablar de «falla epistemo-somática» como estructura de corte entre el organismo y el cuerpo, como huella traumática de la intromisión del lenguaje.

Sobre una superficie de inscripción, como en una pizarra, se efectúa «una negativización parcial del organismo y una positivización del cuerpo como disponible para gozar».

Este cuerpo que goza no demanda medición ni curación pues (E. Acuña tomando a Lacan en «Seminario 11» y Radiofonía y Televisión) en tanto resto de la operación, imposible de representar, «ese trozo empieza a gozar solo».

Por lo tanto concluye que no hay saber sobre el goce.

b) La vida, lo viviente y el objeto (a).

Para seguir jugando con las letras: Clínica y Paradojas como la racionalidad del tratamiento.

Siguiendo a Lacan se pregunta ¿qué es la vida? Es por gozar que el ser hablante se entera que vive («lo viviente»): pero «el hecho de gozar de la vida no es algo captable por imágenes y palabras, sino un efecto de lo excluido por ellas» (un objeto en posición de inclusión externa, agrega).

La función del objeto (restos vivientes), como pedazo separable, «lleva algo de la identidad del cuerpo». Recurriendo a Miller dice: «es la vida bajo la forma del cuerpo» (…) «el cuerpo viviente que es la condición del goce».

Pero indica que es necesario que se instale un montaje fantasmático que posibilite el «sueño de acople entre el sujeto y su objeto imaginario, bajo ciertas condiciones y rasgos de amor».

Alguna vez leí que en psicoanálisis no basta con compartir lo Inconsciente en la experiencia, sino que es preciso plantearlo y preservar su paradoja.

c) Anais Nin: transcribir goce por vergüenza.

Crítica como punto, ocasión donde ésta se produce. Estilo Paródico en tanto dice de lado, remeda, sigue las huellas, contrahace.

Acuña comenta el libro Incesto -de Anais Nin-  Diario no expurgado 1932-1934 de Anais Nin.

Es una mujer de la Belle époque parisina de entre-guerra. Bella, de 30 años, con poder adquisitivo, «que se encuentra con alguien que despierta a su intimidad de mujer y empuja a la escritura». La protagonista cree así transformarse, mutarse, en una mujer hecha para gozar.

Subraya E. Acuña: «El eje del relato será un padre al cual primero se identifica y luego se sustrae tachando el lugar del Otro como Ideal».

El padre que abandona a toda la familia vuelve para tratar de seducir a la hija creyendo coronar así su carrera de Don Juan. Ella decide seducirlo como venganza por haberse ido: (en palabras de Anais Nin) «El abandonaba a las mujeres, como a mi madre, cuando ella dejaba de significar algo para él, cuando dejaba de amar. Así me di cuenta que yo tampoco amé».

Hay una relación sexual, señala E. Acuña: «que se vuelve una experiencia del cuerpo entregado al sacrificio del Ideal: ser don Juan, mito femenino de que en la serie hay al menos uno que goza de todas las mujeres».

(Anais Nin): «Después de haber vivido su éxtasis, frenética del deseo de unirme a él, me retorcía, lo acariciaba, me aferraba a él, su espasmo fue tremendo en todo su ser». Pero luego…  «aleteaba el sentimiento de la repugnancia.» Continúa: «lo vi vulnerable, me parecía terrible verlo tendido de espaldas, crucificado. Sabía que no era mi padre. Eso  que estaba ahí no era mi padre, o al menos no era un padre».

(E. Acuña): «La autobiografía funciona entonces, en un sentido, como una cierta curación de la experiencia del goce. La intimidad del diario es de una extimidad de algo muy extraño que se vuelve, sin embargo, verificable como propio recién con el asco». Como una «narración sinthomal -un sinthome que anuda el enigma con la solución-«. «Aquí la letra viene a ocupar el lugar de la falla epistemo-somática, como un acontecimiento del cuerpo, pero mantiene siempre su carácter enigmático. La certeza no es lograda en este diario pero es signo de algo nuevo».

¿Cómo relata ese punto Anais Nin en algún otro lugar?: «Anoche lloré. Lloré porque el proceso a través del cual me he hecho mujer ha sido doloroso. Lloré porque he dejado de ser una niña con una fe ciega de niña. Lloré porque he abierto los ojos a la realidad, al egoísmo de Henry, al ansia de poder de June, a mi insaciable creatividad, que ha de mezclarse con otros y no se basta a sí misma. Lloré porque ya no puedo creer y me encanta creer. Todavía soy capaz de amar apasionadamente, pero sin creer. Eso quiere decir que amo humanamente. Lloré porque de ahora en adelante lloraré menos. Lloré porque ha desaparecido el dolor y todavía no estoy acostumbrada a su ausencia.»

Lacan en 1977 (Hacia un significante nuevo) decía que uno sólo se despierta cuando lo que se presenta y representa no tiene ninguna especie de sentido.

¡Pero queda una «C»!: Conexiones. ¡Y nos falta una «P»! (¿como 4º sección?):

d) Conexiones en tanto influencias, contextos, enlaces, amistades, mancomunidad de ideas e intereses. Y conectarse es una buena manera de hacer Política (arte o traza con que se conduce un asunto).

Volviendo al caso presentado por E. Acuña: Lacan en Radiofonía y Televisión expresaba que «es en esa juntura de lo real que se encuentra la incidencia política donde el psicoanalista tendría lugar si fuera de ello capaz». Para señalar, marcar lo real en juego y, en lo posible, operar sobre las servidumbres del goce.

 

NOTAS

* Presentación de la Revista Conceptual 8 en Córdoba, Argentina. http://www.aplp.org.ar/index.php/publicaciones/conceptual